Por las Gargantas del río
Guatizalema
Travesía desde Nocito, al norte de la Sierra de Guara, a Vadiello en
su cara sur
A las siete y media de la mañana el pasado domingo día 17 con niebla
alta salíamos 84 senderistas hacia el valle de Nocito. Pasar de la
cuenca del Isuela a la del Flumen obliga a superar el puerto de
Monrepós, por la carretera antigua, y para pasar a la del
Guatizalema el puerto de Lúsera, ello supone vueltas y revueltas por
carretera estrecha pero con mínima circulación y que sólo presentaba
la zona del desfiladero de la Carruaca con vestigios de nieve y
hielo, ahora eso sí, los campos adornados con una hermosa rosada. Al
llegar a la pardina de Orlato queda ante nuestros ojos la cara norte
del emblemático pico de Guara y allá al fondo nuestro destino, el
pueblo de Nocito.
Junto al bonito puente que da entrada al barrio de San Pedro
iniciamos nuestra andadura, a las nueve y diez, siguiendo el camino
que discurre junto a la orilla geográfica derecha del Guatizalema.
Arrancamos a buen paso ya que era necesario entrar en calor pues
caminábamos a la sombra y por terreno parcialmente helado. Al cabo
de una hora nos encontramos con cazadores que empezaban una batida
por la otra orilla del río, por la zona de la Pillera, por lo que no
nos suponía ningún peligro pero si oíamos a los perros y en varias
ocasiones disparos. |
Dejado el camino principal, muy bien indicado,
hay que cruzar el río por las Pasaderas de Caxicar, son media docena
de grandes piedras, bien asentadas en el cauce, que facilitan mucho
el vadearlo pero su parte superior tenía una fina capa de hielo por
lo que exigía muchísimo cuidado el pasarlas sobre todo los primeros
que lo intentaron, luego, echando hierbas secas y pequeñas ramas
sobre las partes más resbaladizas, los riesgos fueron menores y
todos llegamos al otro lado sin más que algún que otro chapuzón, de
uno o de los dos pies. Cuando esto ocurre la bota se llena
inmediatamente de agua, en este caso bastante fría, pero si se sigue
caminando pronto el calor corporal eleva la temperatura del pie y
tan apenas se nota. La opción de cambiarse de calcetines, repuesto
se lleva, sirve de poco pues la humedad interior de la bota pronto
humedece el nuevo calcetín.
Tras una corta pero fuerte subida alcanzamos el antiguo camino de
los Carboneros que vamos a seguir durante un buen trecho. Transcurre
en dirección sur-norte, con continuas subidas y bajadas, por la
falda de la Cresta de Fragineto que está poblada de numerosas
carrascas y cajigos por lo que proporcionaba abundante madera para
elaborar carbón vegetal, producto que durante muchos años fue la
fuente de calor básica de las familias de la clase media. A poco de
iniciarla, en los antiguos campos de Caxicar almorzamos mientras
recibíamos los primeros rayos de sol. Eran casi las once de la
mañana.
La bonita senda, obligada para salvar los peñascos a cortos pero
pronunciados repechos constituye un auténtico rompepiernas, alcanza
cierta altura lo que nos permite contemplar el cauce del rio que ha
formado un barranco de considerables dimensiones en cuanto a
profundidad y anchura. Cuando se estrecha es momento de ir
descendiendo de forma rápida a la búsqueda de las "pasaderas del
Proyectil" que nos permitan cruzar el Guatizalema que como ha
recibido tres o cuatro barrancos suponemos que bajará con bastante
caudal. Al llegar a la orilla un cartel avisa de la peligrosidad de
cruzar si el agua cubre las piedras.
El martes anterior unos compañeros se habían desplazado a ver el
caudal y se decidió, si no llovía hasta el domingo, hacer la
travesía siempre y cuando se colocara algún elemento de seguridad
pues de perder pie al cruzar, las posibilidades de ser arrastrado
unos metros rodando por el agua eran grandes, por ello Jesús V.,
Sergio y Jesús E. nos adelantamos y colocamos una cuerda de lado a
lado por lo que al apoyar encima del agua, que rebosaba por encima
de las piedras, se disponía de una agarre de seguridad para no ser
arrastrado. Tras un buen rato, todos sin novedad al otro lado. La
gran dificultad de la jornada, superada. Era casi la una de la
tarde.
La senda al otro lado del río es más estrecha, pasa junto al pie del
enorme monolito que es el Proyectil, que se nos presenta como un
reto de escalada, y va bordeando el pantano describiendo un gran
arco que se ve interrumpido por un estrecho congosto y que obliga a
ganar altura hasta la base del pico Borón. El repecho salva casi 170
m de desnivel prácticamente en perpendicular, sin descansillos y con
mínimas lazadas ya que es una pedrera y por tanto un terreno poco
estable. En senderismo estos trechos tienen un nombre:
revientachulos ( y revientachulas, me precisó alguien) y en pleno
esfuerzo te acuerdas de lo mullido del sillón de casa y una pregunta
te viene a la mente ¿estaré yo ahora en el lugar correcto? .
Al llegar arriba han preparado un mirador que permite ver la parte
alta del pantano de Vadiello encajonado en una profunda garganta.
Ahora toca ir descendiendo de forma continua hasta que a la vuelta
de un recodo quedan ante nosotros los Mallos de Ligüerre que
presiden la presa del pantano. Durante todo el camino hemos podido
constatar que se ha trabajado mucho y bien mejorando todo el
trayecto poniendo pasamanos en lugares delicados, marcando escalones
en zonas rocosas y un puente para superar el barranco que hay tras
pasar los tres túneles. Pasadas las tres y media nos sentábamos a
comer en el refugio que Peña Guara tiene en la zona y que unos
compañeros nos habían preparado.
El día 3 de marzo tenemos programado el anual paseo con raquetas de
nieve para ir a contemplar Telera desde el ibón de Piedrafita y
alrededores. |